
Roger Federer le ganó la final del master de Shangai al estadounidense James Blake por 6-0;6-3;6-4. El suizo en tan solo 1.38 minutos se despachó del norteamericano y se hizo con el Master que no pudo conquistar el año pasado. Este título número 12 logrado en el año y el cuadragésimo quinto de su carrera,
le dejó al número 1 del mundo una ganancia de un millón y medio de dólares.
Federer lo que se propone lo logra, lo que quiere lo consigue, solo seis veces en el año fue derrotado, de los cuales cinco fue ante el español Rabel Nadal. Nuevamente el suizo festejó, como ya nos tiene acostumbrados, terminó este torneo como lo empezó, ganando. Ganó todos sus partidos, dominó a todos sus rivales y en los momentos complicados apareció. Ante Andy Rodick estuvo en serios aprietos, tuvo que levantar un par de match point, pero como siempre en los momentos cumbres no le tembló la mano y se llevó el partido.
Solo tiene dos cuentas pendientes en cu carrera: Roland Garros y la Copa Davis, son los títulos que por ahora se le hicieron esquivos. A pesar de esto, es el mejor indiscutido, solo parece tener un solo rival, él mismo, de a poco busca superar su propios records y poder colocarse entre los tenistas más ganadores de la historia.
Sobre su gran momento tenistico manifestó: “No hay una explicación de por qué juego tan bien en los grandes momentos. Me ocurrió también hoy, con bolas increíbles en los grandes puntos. Por alguna razón, al final simplemente acaba pasando lo de siempre. No veo qué secreto hay tras ello, de verdad que no".
Lo que respecta a esta final hay que mencionar que federer manejo el partido de principio a fin, y que en ningún momento corrió peligro su victoria. Blake, la sorpresa del certamen, nunca pudo imponer su juego, sino que intentaba contrarrestar lo que generaba el suizo. Los números tanto de la final como del torneo reflejan la superiodiad y la comodidad con que Federer se coronó y colocó un nuevo titulo en sus vitrinas.
Ahora a Federer le toca unas cortas pero merecidas vacaciones, luego vendrá el primer Grand Slam en Australia, y los demás desafíos que el suizo enfrentará para rivalidar su categoría y poder consolidarse en la cancha que más difícil le resulta ganar: el polvo de ladrillo.
le dejó al número 1 del mundo una ganancia de un millón y medio de dólares.
Federer lo que se propone lo logra, lo que quiere lo consigue, solo seis veces en el año fue derrotado, de los cuales cinco fue ante el español Rabel Nadal. Nuevamente el suizo festejó, como ya nos tiene acostumbrados, terminó este torneo como lo empezó, ganando. Ganó todos sus partidos, dominó a todos sus rivales y en los momentos complicados apareció. Ante Andy Rodick estuvo en serios aprietos, tuvo que levantar un par de match point, pero como siempre en los momentos cumbres no le tembló la mano y se llevó el partido.
Solo tiene dos cuentas pendientes en cu carrera: Roland Garros y la Copa Davis, son los títulos que por ahora se le hicieron esquivos. A pesar de esto, es el mejor indiscutido, solo parece tener un solo rival, él mismo, de a poco busca superar su propios records y poder colocarse entre los tenistas más ganadores de la historia.
Sobre su gran momento tenistico manifestó: “No hay una explicación de por qué juego tan bien en los grandes momentos. Me ocurrió también hoy, con bolas increíbles en los grandes puntos. Por alguna razón, al final simplemente acaba pasando lo de siempre. No veo qué secreto hay tras ello, de verdad que no".
Lo que respecta a esta final hay que mencionar que federer manejo el partido de principio a fin, y que en ningún momento corrió peligro su victoria. Blake, la sorpresa del certamen, nunca pudo imponer su juego, sino que intentaba contrarrestar lo que generaba el suizo. Los números tanto de la final como del torneo reflejan la superiodiad y la comodidad con que Federer se coronó y colocó un nuevo titulo en sus vitrinas.
Ahora a Federer le toca unas cortas pero merecidas vacaciones, luego vendrá el primer Grand Slam en Australia, y los demás desafíos que el suizo enfrentará para rivalidar su categoría y poder consolidarse en la cancha que más difícil le resulta ganar: el polvo de ladrillo.